miércoles, 21 de mayo de 2014

"El vendedor de globos"

    
Una vez había una gran fiesta en un pueblo. Toda la gente había dejado sus trabajos y ocupaciones de cada día para reunirse en la plaza principal, en donde estaban los juegos y los puestos de venta de cuantas cosas hermosas uno pudiera imaginarse. Los niños eran quienes gozaban con aquellos festejos populares. Había venido de lejos todo un circo, con payasos y equilibristas, con animales amaestrados y domadores que les hacían hacer pruebas y cabriolas. También se habían acercado hasta el pueblo toda clase de vendedores, que ofrecían golosinas, alimentos y juguetes para que los chicos gastaran allí  los euros que sus padres o padrinos les habían regalado con objeto de sus cumpleaños, o pagándoles trabajos extras. Entre todas estas personas había un vendedor de globos. Los tenía de todos los colores y formas. Había algunos que se distinguían por su tamaño. Otros eran bonitos porque imitaban a algún animal conocido, o extraño. Grandes, chicos, vistosos o raros, todos los globos eran originales y ninguno se parecía al otro. Sin embargo, eran pocas las personas que se acercaban a mirarlos, y menos aún los que pedían para comprar algunos.
Pero se trataba de un gran vendedor. Por eso, en un momento en que toda la gente estaba ocupada en curiosear y detenerse, hizo algo extraño. Tomó uno de sus mejores globos y lo soltó. Como estaba lleno de aire muy liviano, el globo comenzó a elevarse rápidamente y pronto estuvo por encima de todo lo que había en la plaza. El cielo estaba azul claro, y el sol radiante de la mañana iluminaba aquel globo que trepaba y trepaba, rumbo hacia el cielo, empujado lentamente hacia el oeste por el viento quieto de aquella hora. El primer niño gritó: -¡Mira mamá un globo! Inmediatamente fueron varios más que lo vieron y lo señalaron a sus chicos o a sus más cercanos. Para entonces, el vendedor ya había soltado un nuevo globo de otro color y tamaño mucho más grande. Esto hizo que prácticamente todo el mundo dejara de mirar lo que estaba haciendo, y se pusiera a contemplar aquel sencillo y magnífico espectáculo de ver como un globo perseguía al otro en su subida al cielo. Para completar la cosa, el vendedor soltó dos globos con los mejores colores que tenía, pero atados juntos.

Con esto consiguió que un grupo de niños pequeños lo rodeara, y pidiera a gritos que su papá o su mamá  le compraran  un globo como aquellos que estaban subiendo y subiendo. Al gastar gratuitamente algunos de sus mejores globos, consiguió que la gente le valorara todos los que aún le quedaban, y que fueran muchos. Porque realmente tenía globos de todas formas, tamaños y colores. En poco tiempo ya eran muchísimos los niños que se paseaban con ellos, y hasta había alguno que imitando lo que viera, había dejado que el suyo trepara en libertad por el aire. Había allí cerca un niño negro, que con dos lagrimones en los ojos, miraba con tristeza todo aquello. Parecía como si una honda angustiase hubiera apoderado de él. El vendedor, que era un buen hombre, se dio cuenta de ello y llamándole le ofreció un globo. El pequeño movió la cabeza negativamente, y se rehusó a tomarlo.-Te lo regalo, pequeño-le dijo el hombre con cariño, insistiéndole para que lo tomara. Pero el niño negro, de pelo corto y ensortijado, con dos grandes ojos tristes, hizo nuevamente un ademán negativo rehusando aceptar lo que se le estaba ofreciendo.

Extrañado el buen hombre le preguntó al pequeño qué era entonces lo que lo entristecía. Y el niño negro le contestó, en forma de pregunta: -Señor, si usted suelta ese globo negro que tiene ahí ¿Subirá tan alto como los otros globos de colores? Entonces el vendedor entendió. Tomó un hermoso globo negro, que nadie había comprado, y desatándolo se lo entregó al pequeño, mientras le decía:-Haz tú mismo la prueba. Suéltalo y verás como también tu globo sube igual que todos los demás. Con ansiedad y esperanza, el niño negro soltó lo que había recibido, y su alegría fue inmensa al ver que también el suyo trepaba velozmente lo mismo que habían hecho los demás globos. Se puso a bailar, a palmotear, a reírse de puro contento y felicidad. Entonces el vendedor, mirándolo a los ojos y acariciando su cabeza enrulada, le dijo con cariño: -Mira pequeño, lo que hace subir a los globos no es la forma ni el color, sino lo que tiene dentro. (Mamerto Menapace)

 
Los cuentos, canciones o vídeos de tipo intercultural para educación infantil se pueden encontrar en internet, pueden ser diferentes a los que se proponen en el proyecto. Se recomienda visitar las siguientes direcciones:

http://www.slideshare.net/fullscreen/lempidka/cuadernodevalores-16505919/29

 www.pequelandia.org/cuentos

http://es.yhs4.search.yahoo.com/yhs/search?hspart=Elex&hsimp=yhs-elex_myv9&p=CANCION+AMIGO+AMIGA


TEXTOS ROTOS

Descripción de la actividad "el vendedor de globos" paara alumnos/as que ya saben leer y escribir :

Þ Formados cuatro grupos se entrega a cada uno un fragmento subdividido en tantos trozos como miembros tenga cada equipo. (Cuatro)

Þ Lo tendrán que componer entre todos los miembros del equipo, pegando los trocitos en un folio. Una vez compuesto esperarán a que aparezca el principio del texto y se irá completando en la pizarra entre todos. Si se dispone de copias ampliadas de cada fragmento el seguimiento en la pizarra se facilitará.

Þ El texto ha de ser colocado con los fragmentos en orden, para que pueda darse una lectura comprensiva. Sólo así se considerará terminada la actividad.
Materiales y recursos:
* Cuatro fragmentos troceados de un texto, uno para cada grupo.
* Copias de los fragmentos.
Evaluación:

* Cooperación en el interior de cada grupo y entre grupos.

* Comentario sobre las reglas ortográficas. (Si estas se han trabajado con el texto del cuento)


 

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